
Mi barquita cayó del cielo, sobrevolando metros de ténue brisa y se posó sobre las olas dulcemente, casi sin perturbar las aguas.
Pero como mi barquita no soportaría todo mi peso, embarqué en ella sueños y esperanzas, deseos e ilusiones y soplé con la intención de que aquella barquita los llevara lejos de mi.
Quería que todo aquello partiese a algún lugar más bonito, a un lugar donde fuesen considerados en serio. Y soplé con más fuerza imaginando todo aquello.
Mi barquita se alejó cada vez más, hasta que la perdí de vista; pero cada día sueño con que mis sueños se realizan, mis esperanzas afloran, mis deseos son posibles y mis ilusiones... mis ilusiones siguen siéndolo.
Ahora mi barquita se ha perdido, y espero en el puerto a recibir noticias de ella.
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