Y entonces... el silencio.
Se recuesta una figura en el balcón... un paquete de cigarros... la pequeña llama del mechero.
Tras el rasgar de la piedra del mechero se da lugar de nuevo al silencio.
Tan sólo el débil crepitar del tabaco puede oirse.
Y entonces... de nuevo el silencio.
Otra calada... más crepitar y entonces... el silencio.
La noche es fría, silenciosa y oscura... pese a ello, la figura decide fumarse otro cigarro bajo la ténue luz de la creciente luna.
En su mente... infinidad de pensamientos.
Su respiración... acrecentada por los caprichos de un invierno tardío.
Y entonces... más silencio.
Entra de nuevo en casa, y deja noche, frío y silencio abandonados al olvido de aquella luna de invierno.
"Son estas pequeñas cosas los que hacen que me sienta viva" Se oye susurrar.
Y entonces... el más absoluto silencio.
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