3 de marzo de 2008

900 km de caida libre


Cayó un sueño y se rompió el ala.
Y mientras caía entonó un último requiem.
Nadie escuchó aquellas notas, nadie vio la caida, nadie pudo consolar ni tan siquiera lamentar nada de lo que había pasado.
Pero aquella noche, cayó un sueño y se rompió el ala.
¿Qué haría sin poder alzar el vuelo?
Sí, cayó un sueño aquella noche, y no pudo sanar su ala.
Y mientras esperaba, seguía cantando para que alguien le encontrase.
Pero nadie le escuchó.
Y aunque cayó aquella noche un sueño y se rompiese el ala... aquella melodía siguió sonando débilmente.
Porque no poder volar no es motivo para dejar de cantar a la esperanza.
Aquel sueño no volvería a volar de nuevo... pero jamás podría volver a caer.

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