19 de octubre de 2007

¡Bienvenida de nuevo Carla!

Abrí la puerta: todo estaba tal y como lo había dejado tiempo atrás.

Montones de libros apilados en un rincón, todos ellos obras de teatro y maravillosos tomos de literatura clásica.

Decenas de Discos Compactos ordenados sobre la mesa, junto a un gran bloc de hojas blancas y un gran estuche lleno de lápices de colores.

Al otro lado de la estáncia un montoncito de suaves y tiernos peluches. Estaban todos: mi conejito azul, mi gran muñeca rosa, mi osito morado... todos y cada uno de ellos tenía asignado su nombre, y ninguno parecía haberse olvidado de mi.

Di un par de pasos adentrándome aún más en aquella cálida habitación.

Y encendí la luz.

Todo brillaba como antes. Las paredes parecían hechas del cristal más fino y delicado, y estaba tallado de tal forma, que hasta el más mínimo haz de luz hacía que aquella cúpula centellease en miles de colores.

Mi corazón latía sin prisa, pero con fuerza.

Posé una de mis desnudas manos sobre aquella cúpula de cristal frío y duro y me dije a mi misma: "Carla, bienvenida de nuevo a tu mundo..."



[Llámale cúpula, llámale máscara... al fin y al cabo no deja de ser el único lugar dónde puedo estar tranquila.
Como hace algunos años, me he metido en este pequeño rincón de mi misma y no quiero salir de él.
Mi música, mis libros, mis dibujos... y yo, sólo yo...
Éste no es el fin de la Carla que habeis conocido, este es el principio del regreso de la anterior Carla... ]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca olvides de donde vienes, si no nunca sabras a donde te llevan tus pasos ^^

Alviss