5 de noviembre de 2007

El salto

Miré hacia abajo y como era de esperar, el vértigo se apoderó de mi.

Sentía la respiración de la persona que tenía destrás de mi, su calor, sus latidos acelerados... y la fuerza del arnés que nos unía.

Debía confiar tanto en él como en el arnés, en el paracaídas, en la precisión del piloto... y en mi propia valentía.

Pero el suelo quedaba demasiado lejos, y el avión no hacía más que elevarse metro a metro.

Sentí un pequeño empujón por parte de la persona que quería saltar junto a mi, le miré y lejos de la impaciencia que en un principio esperé por su parte, se limitó a sonreirme y me dijo "tómate el tiempo que quieras, esperaré hasta que creas que puedes saltar"

Y así lo hice.

Finalmente salté, pero aún no he llegado al suelo...

Sigo con miedo, con vértigo, con inseguridad... pero al menos me he atrevido a hacer lo que deseaba.

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